2009/04/28

Anécdotas sobre Julio César

Sobre Julio César se cuentan muchas anécdotas. Colabora con el departamento escribiendo un comentario con alguna. Las mejores serán incorporadas al blog

6 comentarios:

Anónimo dijo...

cristina Ros Fernandez

Estefania BLanquez Pozas
Julio César y los piratas

Esta es probablemente una de las anécdotas más célebres de la juventud de César, la de su secuestro por parte de unos piratas.

De cualquier otro personaje pensaríamos que se trata de una exageración o fabulación, sin embargo, tratándose de este encantador individuo, cualquier hazaña nos parece pequeña.

La historia, tal y como nos la narra Plutarco, dice así:

I. ...cuando regresaba fue apresado junto a la isla Farmacusa por los piratas, que ya entonces infestaban el mar con grandes escuadras e inmenso número de buques.

II. Lo primero que en este incidente hubo de notable fue que, pidiéndole los piratas veinte talentos por su rescate, se echó a reír, como que no sabían quién era el cautivo, y voluntariamente se obligó a darles cincuenta. Después, habiendo enviado a todos los demás de su comitiva, unos a una parte y otros a otra, para recoger el dinero, llegó a quedarse entre unos pérfidos piratas de Cilicia con un solo amigo y dos criados, y, sin embargo, les trataba con tal desdén, que cuando se iba a recoger les mandaba a decir que no hicieran ruido. Treinta y ocho días fueron los que estuvo más bien guardado que preso por ellos, en los cuales se entretuvo y ejercitó con la mayor serenidad, y, dedicado a componer algunos discursos, teníalos por oyentes, tratándolos de ignorantes y bárbaros cuando no aplaudían, y muchas veces les amenazó, entre burlas y veras, con que los había de colgar, de lo que se reían, teniendo a sencillez y muchachada aquella franqueza. Luego que de Mileto le trajeron el rescate y por su entrega fue puesto en libertad, equipó al punto algunas embarcaciones en el puerto de los Milesios, se dirigió contra los piratas, los sorprendió anclados todavía en la isla y se apoderó de la mayor parte de ellos. El dinero que les aprehendió lo declaró legítima presa, y, poniendo las personas en prisión en Pérgamo, se fue en busca de Junio, que era quien mandaba en el Asia, porque a éste le competía castigar a los apresados; pero como Junio pusiese la vista en el caudal, que no era poco, y respecto de los cautivos le dijese que ya vería cuando estuviese de vagar, no haciendo cuenta de él se restituyó a Pérgamo, y reuniendo en un punto todos aquellos bandidos los mandó crucificar, como muchas veces en chanza se lo había prometido en la isla.

Como podeis comprobar, de joven César ya apuntaba maneras, por su extrema frialdad a la hora de ordenar la muerte de un tercero, y por un hecho que puede pasar desapercibido para el lector no iniciado:

De 20 a 50 talentos de rescate

Los jóvenes aristócratas romanos, que se iniciaban en la política, eran conocidos por su altísimo nivel de gasto, endeudamiento e impagos. Progresar en la política romana se basaba en gran medida en la capacidad de soborno; de ahí la necesidad de grandes sumas de dinero y el recurso fácil a prestamistas. Cuando la situación con los acreedores se volvía insoportable, como a César le pasó más de una vez, el propio aprendiz de político se exiliaba lejos de Roma y lo camuflaba como un viaje de estudios. Precisamente esto venía de hacer César, que regresaba del reino de Bitinia. Al ser apresado por los piratas César hace un rápido cálculo mental: Si en lugar de pedir por mí 20 talentos hago que los piratas pidan 50, sólo pueden pasar 3 cosas:

1. Que nadie pague, con lo que acabaré en el fondo del mar
2. Que Roma pague mi rescate, con lo que regresaré sano a casa
3. Que además de que Roma pague, yo César sea capaz de regresar a la guarida de los piratas, ajusticiarlos y reclamar para mí el valioso botín, como justa compensación por mi largo cautiverio


Evidentemente, César no dejó pasar la oportunidad y cumplió con la hipótesis 3ª...


... ¿quién era el pirata? ¿César o los piratas?

Inés y Ana Belén dijo...

- Uno de los espectáculos que mas gustaban consistían en atar un hombre a una estaca y ver como una fiera hambrienta lo despedazaba. Si moría muy rápido o los desgarros no eran muy espectaculares, el publico se enfadaba y pedía mas sangre. Les encantaba las ejecuciones públicas.

Anónimo dijo...

A mí la anécdota que más me gusta de su biografía es aquella que cuenta qué hizo cuando lo secuestró una banda de piratas. Primero, exigió que cobrasen un rescate más alto, porque consideró que él valía mucho más. No mostró el menor miedo durante el tiempo en que lo tuvieron prisionero, y les prometió constantemente que cuando lo liberaran volvería para crucificarlos a todos. Los piratas lo tomaron como una broma y al cobrar el rescate lo liberaron

Anónimo dijo...

Eider Burgos Palencia:

- Julio César cuando era joven era alto, muy guapo y con una belleza casi femenina y ojos negros. El rey de Bitania, se enamoro de él, lo convirtió en su amante y lo vestía y maquillaba como una muchacha.

- Julio César estaba muy preocupado por su calvicie, tanto que al ser rechazado varias veces como pretendiente del jefe galo Vercingétorix, uno de sus grandes amores, mando ejecutarlo y que le cortaran la cabellera larga y rubia con la que se hizo una peluca.

- A Julio César su apellido le venia de sus antepasados los Caesar, palabra de origen púnico que se traducía por elefante, dado la gran memoria y longevidad de sus antepasados.

Anónimo dijo...

El asesinato del mayor emperador romano es uno los magnicidios más famosos de la historia. La muerte de Julio César, tanto por la importancia histórica de este hombre, como por la serie de acontecimientos que rodearon el homicidio, es uno de los hechos más particulares de la historia de Roma. En este artículo repasaremos algunas de las señales premonitorias del hecho, que existieron, pero que no fueron “advertidas” por el amo de Roma.

“Cuídate de los Idus de Marzo” fue lo que le dijo un adivino a César, siendo el Idus el 15 de marzo en el calendario romano, pero el Emperador se burló del augurio.

Según Plutarco, Calpurnia, la esposa del Emperador, tuvo una pesadilla en la que vio a su marido degollado, por lo que le pidió que no saliera ese día de la casa, pero César no la escuchó.

Otra vaticinio de resonancias escalofriantes fue el que se produjo en una cena la víspera del asesinato. Allí, se suscitó una discusión entorno a cuál era la mejor muerte, y de pronto, ante la sorpresa de todos, Julio César sentenció: “¡La imprevista!”, provocando un hondo silencio entre los presentes. Cabe aclarar que, eran tantos los implicados en la conspiración para asesinarlo que es difícil saber hasta qué punto César realmente ignoraba lo que iba a ocurrirle…

Por otra parte, más que un vaticinio, lo que hizo un griego llamado Artemidoro, que había oído conversaciones de los conspirados y que se dio cuenta de lo que iba a suceder, fue intentar poner sobre aviso al Emperador. Pero llegar hasta el hombre más importante del Imperio Romano no era tan fácil, y lo único que pudo hacer Artemidoro fue acercarle un papel con la advertencia. Un advertencia que César no llegó a leer.

Finalmente, el mismo día del Idus, Julio César se encontró con el adivino que le había advertido del peligro que corría en esa fecha. Entonces, César le dijo burlándose del supuesto error, “Ya están aquí los Idus de Marzo…” Ante lo que el adivino respondió: “Sí, pero todavía no han pasado”.

Minutos después el Emperador caía muerto apuñalado por los senadores de Roma. Veintitrés puñaladas recibió el cuerpo de Julio César, pero como se sabe, la daga que lo mató fue la que empuñaba Bruto…


fuente de información
SOBRE CURIOSIDADES.COM

MADALINA Y CARMEN

Anónimo dijo...

A Julio César su apellido le venia de sus antepasados los Caesar, palabra cuyo origen púnico se traducía por elefante, debido a la gran memoria y longevidad de sus antepasados.

MºCarmen Carrillo Morales
Marina Martínez Caballero